miércoles, 3 de febrero de 2010

hoy...

Hoy como tantos días salí a la calle...
y como en muchas otras ocasiones ví lo que muchos de nosotros
estamos acostumbrados a ver o en algunos casos ni siquiera nos hemos percatado de observar la realidad de nuestra sociedad,
una realidad en la que vivimos a la par, pero que es nuestra,
que poco nos importa, lo que les pase a los demás.
Había un niño de más o menos 4 años en el cruce de la Av. La Marina con Rivagüero vendiendo caramelos de carro en carro,
su estatura llegaba con esfuerzo a la altura de las llantas de éstos
su rostro estaba sucio, el sol ardía como lo ha hecho estos últimos días,
y el sudor corría por su pequeña carita,
su mano derecha sostenía su bolsita mientras que con la izquierza le hacía señas a los cobradores pidiendoles que lo dejaran subir,
el sudor lo empapaba y la indiferencia también,
el niño pasó por mi lado... y aunque él no me vio,
pude ver su mirada: estaba perdida, vacia, con rastros de tristeza...
seguro pensando en qué llevará hoy a casa, y si mamá lo abrazará o lo golpeará por haber hecho un buen o un mal día...
son muchas las historias de las que día a día somos parte sin darnos quizás cuenta, y no se trata solo de pasar o ponernos a pensar un rato en que el mundo debería cambiar... sino pensar en qué debemos cambiar nosotros... para que nuestra realidad cambie... sí, el tiempo es guardia de este camino dejemos de desviar nuestra mirada... somos nosotros también parte de otras historias...
que quizás otros escriben o sueñan o inventan...

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